Columna de Opinión

¿Debo subrayar la palabra OPINION?

lunes, junio 18, 2007

¿Se podrá declarar al Gobierno Pródigo Interdicto?

En derecho existe la figura del pródigo interdicto, es decir, aquella persona que por alguna razón despilfarra sus recursos, por lo que es declarado judicialmente incapaz de administrarlos y alguien debe asumir en su representación esta función.

Solucionar los problemas del Transantiago cuesta 290 millones de dólares, lo que habla de un triste despilfarro de recursos que pudieron haber sido utilizados de otra forma, si se hubiese planificado y evaluado el proyecto con rigurosidad y responsabilidad. Me cuesta creer que si en la empresa privada un gerente comete un error de 290 millones de dólares siga en su puesto, no asuma su responsabilidad o no se investigue hasta tener muy claro quién es el responsable.

Sin embargo, en nuestro gobierno no sólo pasa eso sino que si nuestros parlamentarios no se aplican, se cometerá un error doblemente grave al entregar 290 millones de dólares para solucionar el Transantiago más 290 millones de dólares para regiones. En buen chileno, “así no más”, a grandes rasgos, en general, sin entrar en detalles. Sin proyectos previamente evaluados o al menos sin una evaluación general previa de rentabilidad social. Lo mismo en el caso de la Educación: se anuncian recursos, con un “para qué” tan ambiguo como “para mejorar la educación”. ¿Cómo? ¿En qué plazo? ¿Cuál es la meta? ¿Cómo se evaluará la efectividad? ¿Quién es responsable? Parecen preguntas irrelevantes.

¿Es esto un gobierno serio? ¿Van a aprobar esa gran cantidad de dinero sin siquiera tener claro y transparentar quién y qué falló, dónde estuvo el error, quién es responsable? ¿Van a seguir “inyectando recursos” sin explicar específicamente qué problema va a solucionar, cuál es la meta, el plazo y el responsable? Y peor aún, ¿es posible que nuestros parlamentarios aprueben la entrega de recursos a regiones sin exigir evaluación previa de proyectos específicos que sean socialmente rentables? Me parece que sería volver a cometer el error original del Transantiago, haciendo las cosas más o menos, apurados y lo más grave, aparentemente basados en evaluaciones políticas en vez de midiendo lo que realmente importa, la rentabilidad social.

Que el senador Adolfo Zaldivar haya condicionado el apoyo al proyecto de ley que otorga 290 millones de dólares al Transantiago a que los Ministros responsables de ello asuman su responsabilidad, presenten su renuncia y a que haya transparencia en el uso de los recursos, me parece un acto de gran responsabilidad de su parte, sin perjuicio de que la forma de presión utilizada pueda ser cuestionable.

No puede ser que nadie responda por el perjuicio que se le está causando a miles de personas, en especial a los más necesitados. No puede ser que el Gobierno se niegue a dar cuenta transparente y documentada de la forma como se gastarán esos (y otros) 290 millones de dólares. No puede ser que los parlamentarios, así como todos los chilenos, no exijamos como condición para poder seguir administrando, claridad respecto a cómo se gastarán los recursos. Y, menos aún, es posible que se apruebe la entrega de nuevos recursos sin evaluaciones previas transparentes, metas conocidas y responsables específicos de proyectos concretos.

El daño causado por el despilfarro y la imposibilidad de declarar al gobierno pródigo interdicto hace perentorio que nuestros parlamentarios actúen ahora y seriamente exigiendo responsabilidad en la forma de administrar recursos que pertenecen a todos los chilenos y que debiesen beneficiar especialmente a los más necesitados.

lunes, marzo 26, 2007

La Tentación Burocrática

Había una vez una mamá que tenía muchos hijos muy buenos, pero -como en todas partes- uno de los más jóvenes era el hijo “díscolo” de mal comportamiento. Para poder ayudarlo decidió nombrar a otro de sus hijos como el encargado de ayudarlo a cambiar su actitud. Lo nombró su subsecretario. Cuando la madre le preguntó al subsecretario porque no había logrado nada, este decía que había trabajado duro, pero que no le había sido posible. En vista de los hechos la buena madre le pidió a otro de sus hijos que fuera el supervisor del subsecretario, para estar seguro de que estaba cumpliendo sus funciones y poder guiarlo en su actuar. Lo nombró ministro, pero tampoco pasó nada. Entonces decidió nombrar a otro de sus hijos a cargo del supervisor del subsecretario. Lo nombró superintendente y nuevamente no hubo resultado porque el superintendente culpó al ministro y éste al subsecretario y todos entre sí se culparon y defendieron mutuamente. Hasta que un día alguien – quizás el vecino de la vereda de enfrente- le sugirió a la madre acercarse directamente al hijo en problemas, ver qué le pasaba y terminar con las delegaciones, títulos y encargos.

La moraleja es evidente. ¿Cuál es la mejor forma de solucionar los problemas de la gente? ¿Con más personas a cargo, más sueldos, más burocracia? ¿Esa es la forma de acercarse a las soluciones o la forma de alejarse de ellas?¿Cuándo van a entender nuestras autoridades que para poder gobernar bien, en vez hacer crecer el gobierno hay que “hacer crecer” a las personas, darles más importancia, escucharlos y no seguir pensando que el super poder de la democracia que los eligió los hace más inteligentes y aptos para saber lo que necesitamos las personas?

Hubo una época en que cada vez que había un problema, el gobierno anunciaba como “señal” un nuevo proyecto de ley que solucionaría el tema. Luego, cuando la gente ya se dio cuenta que un proyecto no es más que eso –sólo un proyecto- sumó al anuncio la “voluntad política” de solucionar el conflicto. Con esas medidas nos llenamos de proyectos de ley, algunas leyes y muchas buenas intenciones.

Ahora la cosa es peor. Como los problemas son más grandes – transporte, seguridad, educación- las soluciones son más grandes también y, desde mi perspectiva, peores.

Desde hace un tiempo la gran idea es crear superintendencias o supra organismos para todo lo que no está resultando bien. Para solucionar el transantiago, una “autoridad superior”; para la seguridad ciudadana, un ministerio de seguridad; para el problema de los derechos de aguas, una superintendencia; suma y sigue. ¿No se supone que la autoridad superior en todos los casos es la Presidenta de la República?

De esta forma, cuando algo está resultando mal designamos nuevos equipos para que guíen y controlen a los que ya existen y así con más gente, más reglas, más gastos, más burocracia, se pretende mejorar una gestión ineficiente o solucionar un problema al que no se le ha encontrado solución.

Quizás si de una vez la presidenta se decidiera probar y en vez de hacer crecer el gobierno se acercara a la gente, quizás su gobierno sería realmente un gobierno ciudadano.

miércoles, marzo 21, 2007

El Sentido del Dolor

¿Qué es el dolor? ¿Cómo se describe?¿Cómo se explica? Cuando uno va al doctor y le preguntan “Cuánto le duele o cómo le duele” es demasiado difícil de explicar. Yo tenía una amiga que decía que a ella le dolía en colores. Un día le la guata dolía rojo y otro día la cabeza azul o verde. No era una cosa de intensidad si no que de tipo de dolor. Como a mi nunca me ha dolido en colores no puedo explicar qué significa lo que ella quería decir, pero lo que me imagino es que era la forma gráfica que tenía ella de expresar cómo le dolía algo. Describa su dolor.

¿Se puede equiparar un dolor físico a un dolor de sentimiento? Es demasiado raro porque yo diría que no. Uno tiende a pensar que prefiere un dolor físico a uno moral, pero si tuviera que elegir entre tener dolor de cabeza todos los días o tener una pena grande todos los días, no sabría que elegir. Si hay algo incómodo es tener una piedra en el zapato y no poder sacársela –por ejemplo, por estar haciendo clases-, pero tener una preocupación constante también. En cosas chicas es más difícil comparar pero ¿Por qué es preferible tener una larga y dolorosa enfermedad que me lleve a la muerte después de empobrecer a mi familia o que me acusen injustamente de pedofilia por todos los medios de comunicación por meses – como pasó a Jovino Novoa-?

Cada uno sufre en su propia medida. Tengo una amiga que el mismo año quebró su papá, se suicidó su hermana chica y murió el papá atropellado. Cuando nos juntábamos, como es obvio, ella tenía mucha pena, la mayor cantidad de pena que se puede tener. Por otra parte yo, que no había vivido nada de eso, tenía mucha pena (según yo la mayor cantidad de pena que se puede tener), pero por algo que suena infinitamente menos trágico: había terminado con un pololo. Yo pensaba que era ridículo tener pena por algo tan insignificante al lado de lo que ella estaba viviendo, pero es algo que no se puede controlar. Las 2 teníamos muchísima pena. Cada uno sufre en la medida de sus circunstancias.

De alguna parte se saca la fuerza para soportar el sufrimiento, porque sino sería mucha más gente que la que se moriría de pena. Si me pongo a pensar qué pasaría conmigo si me pasara lo que le pasó a mi amiga….si me pongo en la situación, pienso que no lo podría resistir, que sería imposible, que no me podría levantar de mi cama en meses, etc. Pero no es así. Nadie sufre más de lo que puede aguantar. Además que siempre el dolor es más fuerte en la imaginación que en la realidad. Cuando salí de la universidad, me puse a trabajar y me compré un auto. Estaba apestada de andar en micro y de depender de otros para moverme de un lugar a otro. Desde que me lo compré pensaba que ojalá no le pasara nada a mi auto porque me moría volver a ser peatón. La semana pasada vendí mi auto y es obvio que el drama que imaginaba – sobre todo considerando el transantiago- es insignificante.

Lo que plantea Víctor Frankl es que si uno le encuentra sentido al dolor, en cierta forma, deja de serlo. ¿Cuántas veces uno escucha afirmaciones de este tipo? Se murió mi papá, pero llevaba tanto tiempo sufriendo por su larga enfermedad, ya tenía ganas de descansar. Incluso en lo que se refiere al dolor físico. Dicen que el dolor físico más grande que se puede sentir es el dolor del parto, pero hasta ahora no he escuchado a un mamá que después de nacido alguno de sus hijos comente más el dolor que sintió que la alegría de tenerlo. O que diga algo así como, muy lindo ser mamá, pero el dolor del parto me lleva a recomendarte pensarlo 2 veces antes de optar por ser mamá.

Eso es porque el dolor es la demostración más evidente del amor. Una mamá que nos tuvo 9 meses, sufrió el parto, no durmió con nuestro llanto, etc, es evidente que nos quiere – o nos quiso- y no tiene ni que decirlo. Si no fuera así no soportaría ningún “dolor” por nosotros. El ejemplo más obvio es la muerte de Jesús en la cruz para la salvación de las almas. Para las mujeres, más claro es el ejemplo de Leonardo Di Caprio en Titanic, que –aunque suene cursi- entregó su vida por amor. Para los hombres, Rambo ama a su patria, no porque dice I love USA, sino porque es capaz de sufrir por ella. Vive solo en Afganistán, en Vietnam y ahora en Tailandia, se mete pólvora en las heridas para cicatrizar, pasa frío, duerme en el suelo durante meses, sufre tanto por USA que está claro que la quiere y no es necesario que lo diga. Cuando mi hermano me contó la historia de Rambo – le pedí un ejemplo de lo que estamos hablando- yo le dije “pobre Rambo” y ahí mismo me di cuenta que no había entendido nada. Rambo no es “pobre”, él está feliz "sufriendo" por USA, ya que la ama (sólo es raro para los no aman a USA con la fuerza de él).

Encontrarle sentido al dolor o al sacrificio, puede incluso transformar algo que no me gusta en bueno. Este ejemplo no es exactamente de algo que cause dolor, pero sirve. Si me carga ir a ver películas de acción pero voy a ir con alguien que le encantan, estoy dispuesta a hacer el sacrificio, ir a ver la película y voy a estar feliz de que la otra persona esté contenta. Igual que Rambo y Di Caprio a menor escala.


El ejemplo más evidente de lo que significa encontrarle sentido a dolor, y a la vida, es el caso de Daniela García. ¿Quién de ustedes se imagina feliz después de haber perdido las 4 extremidades de un minuto a otro? Yo creo que nadie se imagina viviendo de esa forma y menos feliz. No creo que haya sido algo fácil para ella, pero ya el hecho de que se levante, siga adelante con su vida, se rehabilite y escriba un libro, significa demasiado.


Ahora bien. ¿Cuál es el sentido del dolor? Para un creyente es muy fácil. En verdad es fácil racionalizarlo, pero igual de difícil que para un no creyente el llevarlo a la práctica (salvo excepciones de personas que han desarrollado una espiritualidad tal que están todo el día y a cada rato consientes de ello). Para el cristiano estamos en la tierra de paso y sólo para ganarnos o no el paraíso. El paraíso es la felicidad plena y cualquier sufrimiento en la tierra nos acerca al él. Por lo tanto, el sentido de todo dolor es el “ganarse el cielo” y 100 años de mucho dolor en la tierra no son nada a cambio de la felicidad eterna. Es obvio que pensarlo es mucho más fácil que vivirlo.


Por otro lado, ¿se puede ser feliz sufriendo? Yo creo que si. Yo creo que no son incompatibles. Yo creo que uno puede tener una pena muy grande y ser muy feliz al mismo tiempo. La medida del amor que tenemos a otra persona es cuánto somos capaces de sufrir por ella.

El argumento para esto se resume en una frase muy sabia de Eleonor Roosevelt que dice “nadie puede herirte sin tu consentimiento”. Esto significa que existen 2 tipos de personas, las reactivas y las proactivas. Las reactivas son aquellas que reaccionan frente a los estímulos en forma inmediata, sin que haya ningún espacio entre la causa y el efecto. Si alguien no me saluda, no lo saludo. Si me dicen una pesadez, la contesto o me entristezco. Hay otro tipo de personas que son las proactivas que son aquellas que son capaces de elegir una respuesta frente a un estímulo. Entre el estímulo y la respuesta está el espacio interior de la libertad. Si me dices una pesadez, elijo sonreírte en vez de contestarte. Si no me saludas, elijo pensar que no me viste y no entristecerme. A Victor Frankl lo odiaron y lo humillaron en el campo de concentración, pero él no actuó reactivamente sino en forma proactiva. Eligió querer. Todo el mundo es capaz de hacer eso, todo el mundo, incluso el que lo ha perdido todo – hasta la libertad física- tiene la libertad interior de elegir su respuesta frente al estímulo. Por eso podemos decir que aunque todo el mundo tiene problemas, el problema está dentro de uno y uno tiene la libertad de elegir entre amargarse o no, entre sufrir o no. Evidentemente es algo muy difícil de hacer y si todos lo lográramos prácticamente no habría dolor en el mundo, al menos no provocado por unos a otros.

Hoy en día la cultura de la felicidad, del hedonismo, del placer, nos lleva a pensar que no se puede ser feliz si uno tiene un dolor, angustia, falencia o necesidad. Eso no es así. Enfermos graves son capaces de sonreír, pese al dolor físico – y muchas veces psíquico- que tienen. Gente muy pobre se declara muy feliz. La gran pregunta es si estamos en la tierra para ser felices o no. (Para los cristianos, Jesús no lo dijo….es más, dijo que a los ricos les iba a costar mucho entrar al cielo…y por ricos no se refiere sólo a la gente con muchos bienes). La pregunta más de fondo es por qué Dios permite el sufrimiento. Efectivamente un gran misterio, pero también el sufrimiento nos acerca a Dios porque es muy improbable que nos acordaríamos de Él si viviéramos en el mundo de Bilz y Pap.

miércoles, marzo 07, 2007

Transantiago: ¿Decisión Apresurada?

El Transantiago es mucho más de lo que hemos visto hasta ahora. Las consecuencias, positivas o negativas, y los cambios que trae aparejados el nuevo sistema de transporte público son realmente incalculables. Esta es quizás una de las razones más fuertes que debió haber considerado el gobierno, para haber implementado de otra forma esta importante política pública.

Este es el último año sin elecciones del gobierno de Bachelet, lo que puede haber sido factor relevante a la hora de tomar la decisión de implementar esta política apresuradamente. Una decisión apresurada puede tener distintos efectos negativos.

El riesgo de que el factor político haya influido en la decisión nos hace preguntarnos qué hubiera pasado si se hubiere implementado lo mismo en forma paulatina, sin poner a todos los ciudadanos al mismo tiempo frente a la misma presión. Si se hubiese partido por sectores acotados, como se hizo por ejemplo con la reforma procesal penal, se hubiera permitido corregir los errores, aprender de la experiencia e implementar el sistema cada vez mejor, hasta llegar a tener el sistema eficiente, limpio y agradable de usar que todos esperamos.

Por otra parte parece que el Transantiago se hizo para el “ciudadano promedio” sin considerar que hay muy pocas personas que en realidad cumplen con esas características. No es menor ver que los más descontentos con el sistema son los adultos mayores. Para ellos caminar más, hacer largas colas, esperar en el andén, andar parados o apretados, no es algo sencillo. Un joven lo acepta de mala gana, para un adulto mayor o un discapacitado puede significar el no movilizarse.

Tampoco parecen haberse medido las consecuencias que el sistema puede generar respecto a las cifras de delincuencia. No sería extraño que aumentara la percepción de inseguridad de los usuarios que tienen que salir más temprano o llegar más tarde (y, por ende, oscuro) a sus casas. Tampoco de quienes tienen que caminar más cuadras o aquellos que viajan con escasísima movilidad en el metro.

Es que el Transantiago implica mucho más que micros y paraderos. Implica personas más que usuarios. Puede que al hablar de usuarios se nos olvide que tienen dignidad y que no son el ciudadano promedio. Lo más grave es que afecta directamente a personas que no son libres de optar entre distintos medios de transporte. Para ellos, es lo que hay.

Una política pública ideada con buenas intenciones, mediocremente diseñada y mal implementada, es una mala política pública. Esta puede traer consecuencias que van desde no generar los efectos esperados hasta perjudicar a parte de la población, haciendo necesario invertir grandes sumas de dinero para solucionar lo que debió idearse en forma correcta desde un principio. Las personas siempre esperamos que los cambios sean para mejor y, por un posible apresuramiento, no se está dando esa lógica.

Soy de las personas que cree que es posible tener un sistema de transporte público que mejore los tiempos de viaje, cómodo, limpio, digno, que incentive su uso y sea amigable con el medioambiente. Por la misma razón espero que no pase mucho tiempo hasta que el Transantiago sea efectivamente sea una solución a los problemas de transporte y no una sustitución de un problema amarillo por uno verde.

lunes, enero 29, 2007

Cuando las Cosas se Hacen Más o Menos

La falta de prolijidad en la forma de hacer las cosas es de los temas que más llama la atención de este gobierno. Y estamos hablando del máximo organismo del país, cuyas decisiones, día a día, influyen en la vida de todos los ciudadanos, querámoslo o no.

El próximo comienzo del Transantiago, sin que usuarios ni choferes tengan claro los recorridos, es preocupante. El haber nombrado a la máxima autoridad de una subsecretaría sin siquiera haber corroborado su currículo, también lo es.

¿Qué tiene que ver el Transantiago con la Licenciada que no era tal? Que ambos son ejemplos de lo que no pasa cuando un gobierno es serio y no hace las cosas a medias. Un gobierno debe hacer las cosas bien siempre. Porque es mucho lo que se está jugando en cada uno de sus proyectos y designaciones. En cada uno de sus actos se están tomando las decisiones que afectan a las personas, y con las personas, no se juega.

Un gobierno serio no puede estar dedicado a tapar hoyos y apagar incendios. Un gobierno comprometido con la gente planifica y cumple los plazos y, si por circunstancias que se escapan de sus manos no logra cumplir, enfrenta el problema y no crea falsas expectativas a las personas. Por lo mismo, porque con las expectativas de las gente tampoco se juega.

Y hacer las cosas bien se traduce no sólo en planificar bien y cumplir, también se traduce en poner a los más idóneas en los cargos, porque son las autoridades las que conducen las distintas reparticiones del gobierno. Sin embargo, por culpa del cuoteo, tanto político como de paridad, designar a los más capacitados para las distintas funciones, es muy difícil de lograr. Por ejemplo, para elegir a un intendente hay que buscar al más capacitado para ello, tanto en los aspectos técnicos como de integridad moral, el que vaya a tomar las mejores decisiones, quien vaya a anteponer siempre el bien común a los intereses partidistas o personales. Lo anterior no es fácil, Pero, como hemos visto hasta ahora, para la Presidenta es mucho pero, porque debe ser “el mejor” dentro del partido que corresponde, según la cuota y del sexo que corresponde, según la paridad. ¿No es eso auto limitarse en la designación, cayendo nuevamente en hacer las cosas “más o menos bien”?

En este sentido, es necesario que el gobierno rectifique y comience a hacer las cosas bien. Porque los chilenos nos damos cuenta que el gobierno está desordenado y no estamos dispuestos a aceptar que así sea. Porque hemos aprendido a organizarnos y a exigirle a nuestras autoridades. Porque estamos consientes que las autoridades están en sus cargos porque fueron elegidas para representarnos, y que por lo mismo podemos exigirles. Y porque la Presidenta debe entender que es su deber que las cosas se hagan siempre bien.

martes, enero 09, 2007

Mercurio Valpo, Domingo 7 de Enero, 2007


viernes, diciembre 22, 2006

Cavando su Propia Tumba

Lo que hemos visto durante las últimas semanas sin duda no ayuda al país. Acusaciones de corrupción van y vienen. Distintos personeros de la Concertación lo denuncian o reconocen. Al mismo tiempo, mientras la Alianza lleva el tema a la justicia civil, el PPD intenta “empatar” de alguna forma. Y nadie se para a pensar por un minuto lo grave que resulta el descrédito de la clase política de un país.

Con esto no quiero insinuar que no haya que denunciar los actos de corrupción o conductas indebidas. Por supuesto que hay que hacerlo, pero la “cultura del empate” lo único que genera es descrédito del gobierno y parlamentarios, sin siquiera producir efectos políticos.

Sean o no ciertas las denuncias, los aliancistas van a creer en su gente y los concertacionistas en la propia. Sin embargo, la gran mayoría de los chilenos, que por desilusión o desinterés no se identifican con unos u otros, van alejarse más aún de los partidos y creer cada vez menos en sus gobernantes.

Lo anterior es muy malo. Para el gobierno es muy difícil gobernar sin el apoyo de los partidos o con un conglomerado preocupado de resolver rivalidades internas. Por otra parte, si las personas no creemos en quienes nos dirigen se pueden producir efectos nefastos para el país. Es en ese escenario donde surgen los caudillismos que hemos visto en distintos países de Latinoamérica.

Asimismo, por mencionar algunas cosas. Si la gente no confía en cómo se gastan los recursos del Estado, paga los impuestos con menos ganas, más desconfianza o hace lo posible por no pagarlos. Si las personas no confían en sus legisladores o representantes, pierden la confianza, empeoran las expectativas, generando no sólo efectos políticos, sino también económicos.

Por otra parte, lo grave de una clase política desprestigiada es que las personas se alejan de los procesos eleccionarios y la democracia empieza a debilitarse mucho más rápido de lo que se puede pensar. Ya tenemos porcentajes de participación ciudadana en las elecciones muy bajos y bajo la premisa “todos son iguales”, esto puede empeorar. Todos sabemos que la confianza cuesta ganársela, pero se pierde en un abrir y cerrar de ojos. Más aún la confianza en las instituciones.

Seamos serios. Hacer denuncias al voleo, para ver si causa impacto en la opinión pública, tratando de empatar al contrario, pero sin ninguna seriedad, le hace daño al país. Le hace daño a su clase política, lo que en definitiva acarrea el debilitamiento de las instituciones que ha costado tanto tiempo consolidar como tales. Y no sólo eso. Lo anterior hace que personas honestas y con buenas intenciones, así como jóvenes idealistas y con ganas de servir al país, se alejen cada día más de la política convencidos (por culpa de ellos mismos) de que “todos son corruptos”. Lo que no es cierto.

La lógica que aparentemente están utilizando algunas personas de la Concertación es la de que no importe caerse siempre y cuando la Alianza también caiga. Esto es pensar muy egoístamente anteponiendo los intereses personales, del partido o conglomerado político, a los intereses del país y su gente. Ya íbamos mal, pero por ese camino, vamos peor.

lunes, noviembre 27, 2006

Menos Gestos y más Acción, pero Bien Pensada

Las treinta medidas presentadas por la Presidenta Bachelet son un buen gesto. El problema es que sin voluntad real de hacer cambios y terminar con el problema, todo se transforma en nada más que un gesto. Creemos que algunas medidas son incompletas y otras diseñadas a la medida del gobierno, lo que vuelve a demostrar falta de voluntad real de solucionar el problema de fondo.

Que el gobierno no pueda hacer publicidad con fondos del Estado está bien. Basta constatar la cantidad de letreros que señalan “es obra del Gobierno de Chile” y la proliferación de los mismos en períodos de campaña. Es una buena medida, que ya está en el artículo 53 de la Ley de Gasto Electoral, pero no fue respetada y quiere ser presentada como novedosa.

El gobierno ni ninguno de sus organismos debería estar autorizado para repartir cosas durante períodos de campaña. El año pasado, para fortalecer a la familia se repartieron reproductores de DVD en sectores rurales, justo durante el período de campaña. Más allá de criticar la efectividad de la medida, debería estar prohibido cualquier tipo plan o programa adicional durante el período de campaña y hasta al menos 3 meses antes de la elección, más aún aquellos planes que hacen entrega directa de “regalos”.

Asimismo, ningún candidato (ni aún en ejercicio) debería estar autorizado para participar en actos públicos financiados por el Estado. Las inauguraciones se duplican en años electorales. Si observamos la agenda pública de Ricardo Lagos durante su gobierno, podemos ver que entre septiembre y octubre de 2002 (año no electoral) salió 2, 4 veces por semana a inauguraciones de obras públicas y durante el mismo período de 2004 (año electoral) salió 4,8 veces por semana. Este aumento ya resulta irregular, pero al menos a los candidatos les debería estar prohibido asistir y además debería prohibirse a las autoridades hacer mención alguna a ellos.

Nada de esto tiene sentido si junto con tomar la medida no se aprueba la sanción. En Brasil, Lula fue sancionado por solicitar el apoyo a un candidato en un acto oficial financiado con fondos públicos. Asimismo, si un candidato es sorprendido faltando a la ley, no sólo pierde el cargo si está en ejercicio, sino que es inmediatamente eliminado del padrón electoral, no participa en la elección y se sanciona al partido que le prestaba su apoyo.

Herramienta clave para poder lograr todo esto es crear un sistema eficiente de protección al denunciante, que permita realizar denuncias concretas guardando su anonimato y sin temor a perder su cargo o verse obligado a salir en los medios de comunicación, dar explicaciones, recibir ataques y pasar a ser figura pública, como la secretaria de Guido Girardi. Este proyecto ya fue presentado por parlamentarios de la alianza, sin que se le haya dado la urgencia necesaria para su tramitación.

Por otra parte la intención de reforzar la transparencia en relación a dinero y política, se contrapone a la prohibición de realizar aportes de empresas a campañas políticas. Esta es una realidad en todo el mundo, así como en toda la historia democrática de Chile, por lo que es muy probable que produzca el efecto contrario, es decir, que las empresas sigan donando, pero no en forma transparente sino que violando la ley.

Finalmente, la medida antes señalada no perjudica precisamente a Sebastián Piñera. Empresarios como él tienen recursos propios suficientes como para financiar una campaña, no así candidatos que no tienen recursos propios, dificultándoles el financiamiento de su campaña, imposibilitándoles la participación o, quizás, instándolos a violar la ley para lograr acceder a los fondos necesarios.

Creemos que hace falta de un estudio más acabado del financiamiento electoral y la forma en que realmente se desarrollan las campañas políticas. Sin conocer realmente lo que es el intervencionismo electoral, las medidas se convierten en parches que necesitarán ser reparados mucho antes de lo esperado, cuando se descubran nuevas formas de operar. Un buen proyecto en ese sentido debe recoger la experiencia de campañas pasadas, terminar con cualquier posibilidad de desvíos de fondos, pensar en las consecuencias que pueden generar las medidas tomadas, además de revisar legislación eficaz existente en otros países. De lo contrario, todo se queda en un simple gesto.

lunes, noviembre 20, 2006

¿Cómo se promueve la Familia?

Insólito resulta constatar que aún cuando estudios científicos serios y validados por la opinión pública demuestran que la familia tradicional (padre y madre unidos por matrimonio) presenta amplias ventajas sobre otro tipo de hogares, de todas formas el gobierno insista en promover todo tipo de familias..

La ministra del Sernam, Laura Albornoz, ha señalado que hay distintos tipo de familias en Chile y a eso tiene que responder el Estado en sus políticas públicas. Promoveremos distintos tipos de familias, que es lo que existe en la sociedad. A su vez, Alicia Leiva de Mideplan, ha señalado que el concepto de familia se asimiló al de hogar, entendiendo como grupo de personas con o sin vínculo de parentesco que viven juntas y comparten un presupuesto común.

Por otra parte, Eugenio Tironi ha señalado explícitamente, con estadísticas y datos concretos, que los estudios demuestran que la familia nuclear tradicional es el modelo que genera más felicidad, bienestar y equilibrio. ¿Por qué entonces habría que promover otro tipo de familia? No estamos hablando de desconocer la existencia de casos distintos, de apoyarlos y propender a su mejor desarrollo posible, sino de algo muy distinto, que significa promover.

Me parece que ese sentido existe una contradicción vital en lo que está señalando el gobierno y su función esencial, esto es, propender al bien común. ¿Qué pasaría si el Estado decidiera que aunque está demostrado que un tipo de educación produce los resultados esperados, pero no se puede desconocer que existen otros tipos, por lo que va a promover todos los tipos de educación? ¿Qué diría la opinión pública si se hiciera lo mismo con la salud de las personas?

Ahora bien, siendo el actual gobierno socialista, no debiese sorprendernos que en su Consejo General de 1996 se señalara que pretender imponer modelos abstractos de conducta o de familia, que no representan la diversidad de las situaciones, es discriminar a una importante parte de la población y cerrar los ojos a la realidad. Ya en 1930 Gramsci promovía la modificación de la cultura, atacando al fundamento básico de una nación cristiana, para lograr la hegemonía de la sociedad civil.

No por nada nuestra Constitución señala que “la familia es el núcleo fundamental de la sociedad, el Estado debe protegerla y propender a su fortalecimiento”. No es sólo una frase de buenas intenciones, sino que se hace cargo de la realidad. Está demostrado que la familia tradicional es fuente de bienestar y felicidad, además que las claves para reducir la pobreza son la educación y el fortalecimiento de la familia.

¿Por qué entonces el gobierno no se decide por idear las políticas públicas necesarias para promover el modelo que sabe que es el más exitoso?¿No será que, con Gramsci, no les interesa hacerlo?

lunes, octubre 30, 2006

Las Platas que No llegaron

Los escándalos de corrupción que han salido a la luz en los últimos días dan cuenta de lo importante que resulta controlar en qué se gasta cada peso del presupuesto nacional y, por otra parte, ser implacable con el mal uso o desvío de recursos públicos. Lo ideal sería tener autoridades y funcionarios probos, responsables y de conducta moralmente intachable, que hicieran impensable que algo así pudiese suceder. Lástima que eso sea prácticamente imposible. Lo posible es que el control se realice en forma eficaz, constantemente, en todas las reparticiones públicas y que se haga valer la responsabilidad directa de las autoridades en la rendición de cuentas de sus presupuestos en forma exacta y completa.

Sin embargo, el problema realmente importante no es ese. Sin quitarle importancia a la probidad de los empleados públicos y a lo grave de los delitos supuestamente cometidos, el problema real es que los recursos no están llegando a la gente.

Cada peso desviado para campañas, cada peso gastado en fiestas para funcionarios, es un peso que no llegó a la gente a la que estaba destinada. Son dineros destinados a programas sociales que no cumplieron su objetivo porque no llegaron a quienes realmente lo necesitaban. Los programas sociales no han sido creados porque el gobierno tiene ganas de caerles bien a las personas, los programas sociales se crean porque la gente de verdad lo necesita. Los programas sociales son creados para ayudar a los más necesitados.

Estamos de acuerdo en que la redistribución del ingreso es necesaria. Existe consenso respecto del pago de los llamados impuestos redistributivos. Hoy en día, si se habla de baja de impuestos es respecto de aquellos que afectan a todos por igual (por ende, proporcionalmente más a quienes generan menores ingresos). Sabemos que es necesario el gasto social y estamos dispuestos a cumplir con la obligación de pagar impuestos, esperando que éste se produzca.

El problema es que aún consientes de ello, quienes paguen impuestos ya no van a estar tan tranquilos. No van a tener certeza de si ese dinero, ganado por medio de su trabajo, va a llegar a quienes más lo necesitan. ¿Qué certeza se les puede dar? ¿Cómo les consta que fue gastado como corresponde y no en fiestas o pendones para campañas?

Esta situación se ve agravada por el aumento en el gasto social anunciado. "Dos de cada tres pesos del presupuesto 2007 irán al gasto social" ha dicho la presidenta Bachelet. Y de esos dos pesos, ¿Cuántos van a llegar realmente a la gente? ¿Cuántos se quedarán en el camino en el pago de gastos administrativos? Y mucho peor, ¿Cuántos serán malgastados o “desviados” a campañas políticas?

En definitiva, es una vergüenza que se desvíen fondos destinados a programas sociales, pero mucho peor es que esos fondos no lleguen a la gente que realmente lo necesita. Hoy el gobierno no tiene que preocuparse de dar explicaciones políticas, lo que tiene que hacer es investigar, buscar y encontrar culpables, castigarlos y, lo más importante, pedirle perdón a quienes más lo necesitan, porque esos dineros eran para ellos y no los recibieron.

domingo, octubre 15, 2006

¿Quién es de Derecha?

Desde hace un tiempo que algunos columnistas han cuestionado en distintos medios si la “derecha chilena” tiene claro lo que piensa o lo que los une, más allá del ser oposición. Evidentemente hay algunos conceptos que enmarcan las creencias de quien piensa, actúa y vive como de derecha, aún cuando por desinterés, apatía o desencanto, nunca se haya sentido parte de ella. Veamos:
Quien piensa que existe un orden moral objetivo y permanente, que aún cuando cambien las circunstancias hay cosas que son buenas o malas en sí mismas y por mucho que, hipotéticamente, el 99% de la gente pueda pensar que matar es bueno, no lo convierte en tal, esa persona es de derecha.
Quien piensa que existe un derecho natural anterior al hombre y que éste, legítimamente, no sólo no está obligado a obedecer leyes, sino que además tiene el deber de oponerse a las que podrían ir en contra de los principios de la ley natural, esa persona es de derecha.
Quien piensa que la persona es anterior al Estado, a la familia y a toda organización intermedia y que ella debe primar en la toma de decisiones, esa persona es de derecha. Si cree que las decisiones y políticas públicas deben implementarse en consideración a esta primacía, que la familia es la base de la sociedad y que se ve fortalecida por la protección del matrimonio, esa persona es de derecha.
Quien cree que la dignidad del hombre está dada por su trascendencia y no por circunstancias anexas, como la calidad de vida (lo que hace que el aborto, la eutanasia o eugenesia sean prácticas deplorables), esa persona es de derecha.
Quien cree en el respeto a los derechos y a las libertades, considerando el derecho a la vida un supra derecho, puesto que sin él no se tiene ningún otro, esa persona es de derecha. Si cree que la libertad está ordenada al fin trascendental del hombre y que su límite es la libertad de toda otra persona, esa persona es de derecha.
Quien cree en la persona humana y en sus capacidades, por lo que el Estado sólo debe realizar funciones de orden público nacional e internacional, de orden administrativo y de administración de justicia e intervenir en casos en que los privados no puedan o quieran proveer de un bien o servicio necesario, esa persona es de derecha. Quien por lo mismo, cree que la burocracia es mala, que genera malas prácticas y corrupción, que hay que disminuir el tamaño del Estado en vez de seguir agrandándolo, esa persona es de derecha.
Quien cree en la economía social de mercado, cuya base es el derecho de propiedad y la libre iniciativa de particulares, esa persona es de derecha.
“La derecha” es mucho más que quienes dicen representarla ante la opinión pública. La derecha no es sólo oposición a la Concertación, ni mucho menos la continuación o herencia del gobierno militar. Los de derecha estamos unidos por conceptos fundamentales, trascendentes, que hacen pensar que un futuro gobierno de la derecha chilena, no sólo sería mejor a los actuales, sino que muy distinto en virtud de los conceptos descritos.
Por otra parte, quizás hasta sería un gobierno más representativo, ya que es muy probable que los conceptos que enmarcan el actuar y pensamiento de “la derecha” representen a una gran mayoría de los chilenos.
Quizás al terminar de leer esta columna, sintiéndose o no representado por quienes tradicionalmente han sido los voceros de la derecha en Chile, algunas personas se den cuenta que, quiéranlo o no, sus valores y creencias lo hacen parte de la derecha.

martes, septiembre 12, 2006

Innovación, Intraemprendimiento, Incentivos e Integración

Tanto en municipalidades como en servicios públicos y organismos del Estado, Chile puede y debe marcar la diferencia, aún sin hacer uso de los excedentes del cobre, sino que generando un conjunto de actividades, que para efectos de hacerlo fácil de recordar, llamaremos las 4 I: Innovación, Intraemprendimiento, Incentivos e Integración.
Innovación, en el sentido de implementar una nueva idea, producto, servicio o proceso que es percibido como beneficioso para el usuario y que es capaz de recoger en forma eficiente los requerimientos o necesidades de la comunidad. La innovación no siempre implica mayores recursos, sino que muchas veces ideas ingeniosas que permiten generar un mejor servicio, más cercano a las necesidades de las personas. La innovación no necesita ser grandes inventos tecnológicos sino que puede ser tan sólo la reubicación de oficinas o cambio en la forma de relacionarse con la comunidad.
Intraemprendimiento, entendido como un conjunto de actividades que llevan a cabo las organizaciones para fomentar y cultivar el espíritu emprendedor de las personas de la organización y desarrollar nuevos proyectos, que contribuirán al mejoramiento del producto o servicio que se entrega a la comunidad. Es decir, es generar los espacios necesarios para que los mismos funcionarios públicos, tengan la oportunidad de plantear y ejecutar ideas innovadoras, que podrán significar un mejor resultado.
Incentivos reales para quienes trabajan en estos organismos y son capaces de diseñar, proponer y ejecutar una idea innovadora. Incentivos que normalmente no pueden ser en dinero, pero pueden ser en otro tipo de beneficios que significan mayores comodidades para el empleado que resulten suficientemente atractivos como para generar el cambio o la motivación necesaria para intraemprender. Asimismo, el reconocimiento público de los empleados, el respeto por las ideas de quienes no tienen cargos directivos y la tolerancia hacia los fracasos bien intencionados de quienes han innovado, significa eliminar desincentivos que muchas veces impiden atreverse a emprender.
Finalmente, integración, en el sentido de colaborar y compartir conocimientos y proyectos innovadores, entre los distintos organismos públicos y municipalidades, terminando con el celo o la competencia inexplicable entre organismos que teóricamente tienen el mismo fin, el bien común. Si cada vez que en el mundo se construye una bicicleta, hubiera que inventar la rueda, con suerte habría unas pocas de ellas. Es por esto que, por mucho que haya innovación, intraemprendimiento e incentivos, no estamos siendo lo más eficientes posible cuando no existe colaboración mutua e integración.
Es por esto que la invitación es a las municipalidades, servicios públicos y organismos del Estado, a marcar la diferencia, generando las condiciones que puedan dar lugar a las 4 I, empezando por creer en las personas, actores principales de toda innovación, intraemprendimiento, incentivos e integración.

miércoles, septiembre 06, 2006

Incentivos para el acceso a la Educación Superior

Grande fue mi impresión cuando supe que en una comuna rural cercana a la capital, empresas vitivinícolas esperan que los alumnos de colegios municipales salgan de cuarto medio y les ofrecen cursos técnicos de perfeccionamiento, pagados, para que después trabajen en la viña. ¡Que bueno! – pensé yo-. Pero no. A la Viña le cuesta encontrar alumnos dispuestos a ello, ya que a muchos no les interesa ingresar a educación superior.
Por otra parte, una vez escuché a Claudio Orrego, alcalde de Peñalolén, decir que gran parte de los profesores de colegios municipales de su comuna NO creen que sus alumnos llegarán a la universidad. Lo mismo pasa con gran parte de los alumnos, NO ven como real la opción de acceder a la educación superior.
En Chile, una persona con estudios superiores gana en promedio 4,2 veces lo que una persona con educación media completa. Pero, si los alumnos no quieren estudiar o, los que quieren, no creen que van a llegar a la universidad y los profesores que los preparan tampoco, ¿de qué estamos hablando? Es lo mismo que un entrenador preparando un equipo para ser campeón nacional de fútbol, pero sin confiar en sus jugadores. Es lo mismo que esos jugadores no crean en ellos mismos ni en su entrenador o que no les interese ganar. ¿Quién pensará que ese equipo tiene alguna opción de ser campeón nacional?
Ahora bien, quizás cambian las cosas si comienzan ganando el primer partido, luego ganan una vez de visita y después le ganan al puntero. Los jugadores se motivan y son capaces de ganar con la ayuda o pese a la desconfianza del entrenador.
Eso es parte de lo que podemos hacer por mejor nuestra educación. Incentivar a los alumnos para que vean la opción de la universidad o de los estudios superiores como algo real, e involucrar y entusiasmar al entorno familiar en esta tarea. Lograr que tanto el alumno como sus padres crean que no importa cuál sea el origen social o la escolaridad de los padres, que ellos si pueden acceder a la educación superior.
La semana pasada estuvo en Chile, invitado por Libertad y Desarrollo, el doctor en Educación Gregory Hodge, director de la escuela secundaria "Frederic Douglass Academy", ubicada en el barrio de Harlem, Nueva York, que tiempo después de haber cerrado por los altísimos índices de violencia y magros resultados, hoy deja al 100% de sus alumnos egresados con un pie en la educación superior, incluso en las mejores universidades americanas.
Hodge señala que parte importante del trabajo que han hecho, basado siempre en la cultura de la responsabilidad y del éxito, es llevar tanto a los alumnos equivalentes a sexto año básico, como a sus padres, a las universidades. De esta forma, se les incentiva mostrándoles el acceso a la educación superior como una opción concreta, real incluso para ellos.
Creo estar en lo cierto al afirmar que a nadie le dan ganas de ir a una playa del Caribe si no tiene idea qué hay allá, si no ve fotos o alguien le cuenta características o situaciones que hagan verlo como un lugar atractivo para ir.
Señala Hodge que llevar a los alumnos y a sus padres a la universidad, los motiva tanto al conocer qué es lo que específicamente ahí hay, que cambian su actitud frente a lo que para ellos era una obligación. A partir de ese momento se transforma en una realidad que quieren y creen poder alcanzar.
En el fondo, la clave está en los incentivos. Incentivar a padres, apoderados y alumnos a poner los medios para llegar a la educación superior, internalizando la educación como un bien y generando un cambio de conducta que, en definitiva, puede cambiar radicalmente la vida de una persona.

domingo, julio 16, 2006

No volvamos a perder la Patagonia

Si hay algo que me ha llamado la atención en mi vida es que estando en Estados Unidos, dejando de lado lo político, los gringos me preguntaban más frecuentemente por 2 cosas que para ellos eran sinónimos de Chile: Llamas y alpacas (Lamas para ellos) y la Patagonia.

La verdad es que me daba entre risa y pena. Risa porque nunca se me había ocurrido que los gringos podían relacionar Chile con las dos primeras, dado que me siento muy chilena pero llamas y alpacas me identifican bastante poco y escasamente he visto un par en mi vida. Pena porque no había ido nunca a la Patagonia chilena y no tenía nada que decir al respecto más que “pretty” o “nice”.

Es así como, en cuanto tuve la oportunidad, partí a la región de Aysén. Llegando allá quedé impresionada y me puse a pensar. Me dio un poco de risa acordarme que los chilenos nos jactamos de no haber perdido nunca una guerra. Es cierto y bien por el Ejército, pero no nos olvidemos que ya perdimos gran parte de la Patagonia y Campos de Hielo Sur. La situación empeoró durante el resto de mi visita porque mientras más paisajes impresionantes veía más recordaba de la existencia del proyecto que pretende inundar parte de lo que nos queda.

Para nadie es novedad que necesitamos energía eléctrica y que Endesa España planea la construcción de cuatro plantas hidroeléctricas en Aysén, inundando aproximadamente 10.000 ha, para producir 2340 Mega Watts de electricidad en la próxima década, con una inversión de US 2400 millones.

No se puede negar que Endesa es una empresa privada con fines de lucro, que persigue maximizar sus utilidades produciendo energía al menor costo posible y con ello generar el máximo beneficio para sus accionistas, pero no podemos olvidarnos que un proyecto de esta envergadura afecta los intereses de la Región de Aysén, por ende de todo el país, pudiendo causar un desastre natural irreversible.

No creo que sea ilegítimo querer maximizar utilidades, pero no cualquier medio es legítimo para conseguir este fin. Sin embargo, si producir 2340 Mega Watts de electricidad durante los próximos 10 años significa que habrá ganancias sólo para Endesa, que utilizando los recursos naturales de todos los chilenos, va a producir un daño irreversible en la patagonia, exijo que me indemnicen o que me expropien mi parte.

Además exijo que se informe al resto de los chilenos lo que se pretende hacer. La mayoría no está consiente y por lo mismo no le importa. Estoy segura que si supieran les importaría y exigirían las autoridades actuar en forma responsable.

No es responsable que Endesa plantee un posible descuento en la cuenta de la luz, para convencer a los habitantes de la región de la conveniencia de la central. O es algo cierto o no es argumento. No se puede decir que implicará aumento en el empleo, cuando es evidente que se necesita mano de obra calificada, que no está precisamente en la región.

Una pregunta clave es quién se hace cargo de los pantanos inutilizables que quedan después de los 50 años de vida útil de una represa. Puede ser que la hidroelectricidad sea la producción mas barata de energía y no es raro que lo sea si no se hace cargo de las externalidades negativas que produce.

Me parece que alguien se está saltando el concepto de responsabilidad social de la empresa y es tanto el gobierno como la opinión pública quienes debemos alzar la voz respecto de este tema. La genialidad de los empresarios no está sólo en maximizar ganancias si no en hacerlo de forma responsable. La genialidad del autoridades estará dada por generar las políticas públicas adecuadas para incentivar que esto suceda.

Una pista: En Chile existen potenciales de energía como lo son las centrales de pasada, las caídas de agua entre las cotas, la mareomotriz y geotérmica, complementadas con la eólica y solar. Estas superan los 10.000 MW que se pretenden producir inundando Aysén. Incluso sólo por medio de una política de ahorro de energía eléctrica seria, que haga al consumidor tomar conciencia al respecto, es posible “generar” esa cantidad de energía.

En consecuencia, me niego a creer que para producir electricidad barata sea necesario destruir las reservas de vida natural del país. Tal como están planteadas las megacentrales no son un proyecto país sino un proyecto de Endesa (España por cierto). Y no quiero regalarle a España lo que nos queda de patagonia. Ya le regalamos a Argentina una buena parte pensando que era un desierto. Desierto del cual curiosamente salió gas, petróleo y salida al Atlántico.

sábado, julio 15, 2006

La Importancia de la Comunicación Responsable

Mucho se ha hablado en el último tiempo de la Responsabilidad Social de la Empresa, en el sentido de que el rol social de las compañías no se agota en la generación de riqueza y la creación de empleo, sino que debe asociarse a términos como filantropía, desarrollo sustentable, ética empresarial y ciudadanía corporativa.
Lo anterior me parece de gran importancia, pero hay una “responsabilidad social” que a corto plazo me preocupa mucho más: la responsabilidad social de los medios de comunicación.
Es evidente el gran poder que ostentan los medios, especialmente los de comunicación masiva. Sin embargo, no podemos olvidar que todo poder implica responsabilidad y eso me preocupa. ¿Están consientes los medios de esta realidad?¿Se sienten socialmente responsables?
Hemos visto casos muy positivos en este sentido, como el trabajo de la periodista Carola Fuentes y el equipo de Contacto, en el descalabro de la red de pedofilia Paidos, hace algunos años. Asimismo, los reportajes-denuncia que lograron terminar con las estafas en bombas de bencina o los equipos periodísticos que ayudaron a encontrar a prófugos como Paul Schafer, han sido ejemplo de cómo contribuir a la sociedad.
Sin embargo, siempre existirá el riesgo de que el sensacionalismo y la venta haga que medios, periodistas o editores, se olviden de esta responsabilidad. Nadie duda que vende mucho mas la portada de un diario diciendo “Senador Pedófilo” que “Perdón, no era”. ¿Es posible olvidarse que detrás de los titulares hay personas?
Asimismo, pese a que la presidenta Bachelet insiste en que no se deja presionar por nadie, indirectamente los medios de comunicación si la presionan. A ella y a sus ministros. En este caso la responsabilidad es de los medios de comunicación pero mucho más de las autoridades blandas que se dejan influenciar.
Casos tenemos en 125 días de gobierno.
La ministra de Vivienda reconoce que entregaron las “casas chubi” porque se vieron sometidos a la presión de los medios. El cambio de gabinete afecta a la ministra que no se expuso y quizás ella estaba trabajando en vez de figurando. Cierto o no, el gobierno culpa a los medios de comunicación de la sensación de inseguridad que manifiestan hoy los chilenos.
Por otra parte, el aparataje comunicacional del gobierno impresiona. Bajo la premisa, nada existe si no se comunica, la concertación se ha pasado gran parte de los últimos años cortando cintas de puentes que se caen o inaugurando tribunales de familia que no están listos y que colapsan.
Es por esto que me parece de gran importancia generar conciencia de que no todo lo que se comunica como logro lo es y de que es necesario exigir, de todos aquellos que tienen tribuna mediática, responsabilidad. No hay duda de que irresponsablemente se puede hacer mucho daño y si se lo proponen pueden contribuir a hacer una mejor sociedad.
El rol social de los medios de comunicación no debe agotarse en informar. La responsabilidad social de los medios, adquirida a consecuencia del gran poder o influencia alcanzada, conlleva el deber de informar en forma objetiva, no tendenciosa, ética, pensando en que siempre hay personas detrás de sus publicaciones y consientes de que todavía hay mucha gente que cree que algo es verdad por que “lo vi en la tele” o “lo leí en el diario”.

martes, junio 27, 2006

¿Meta cumplida? 100 Días de Delincuencia

“Hay que dejar las instituciones funcionen”, se escuchaba como respuesta a muchos temas durante el gobierno de Ricardo Lagos. Sin embargo, algo me dice que no sólo hay que dejarlas sino que hay que hacerlas funcionar. Parece que la Concertación no ha logrado que algunas instituciones funcionen y por lo mismo, lo único que escuché el sábado a las 6 de la tarde, fueron disparos.
Definitivamente la familia vecina asaltada tuvo suerte. Hubo una institución que funcionó y rápido: Carabineros de Chile. Con la ayuda de los vecinos actuaron conjuntamente para resolver un tema de seguridad ciudadana que hoy se torna grave.
Hace rato que la oposición viene hablando de “mano dura contra la delincuencia”, “terminar con la puerta giratoria” y “la tercera es la vencida”. Hace rato es muy poco, Específicamente, ¡¡¡hace más de 10 años!!! Joaquín Lavín propuso estas ideas, la concertación no ha querido aprobar el proyecto “la tercera es la vencida” y Michelle Bachelet dijo en su campaña que “la vencida es la primera”.
Sin embargo, la luna de miel se terminó y es poco lo que le creo a la presidenta. Es poco lo que le cree la misma gente que votó por ella. Sólo hace falta ver los resultados de la consulta popular que se hizo en Providencia. Se le pide al alcalde que se haga cargo de la seguridad. No es parte del rol municipal, pero es prioridad de la gente y no puede esperar. No quiere esperar. No se atreve a esperar.
Esperar significa arriesgarse a que entren a tu casa y maten a tu marido. Y que después le den una pena mínima comparada con el crimen. Si es que tienes la suerte que lo condenen y no lo dejen en libertad, huya o le den un beneficio por error.
Esperar es no poder ir a un mall tranquilo. ¿Qué queda para la gente de escasos recursos? ¿Qué pasa cuando carabineros no llega de inmediato? ¿Qué explicación se da para no hacer nada para acabar con la delincuencia?
Las víctimas tuvieron que salir a la calle cuando era el gobierno el que debió haberse acercado a ellas con propuestas concretas que de verdad demostraran que la primera es la vencida.
La única vencida hasta ahora es la gente. Lo bueno es que esta vez la sociedad no está dispuesta a darse por vencida. Está dispuesta a exigir que el gobierno se haga cargo de los derechos humanos de las víctimas así como, sin que nadie le pida, protege los derechos humanos de los delincuentes.
Usando los mismos términos que le gustan a la concertación: parece que no hay voluntad política. Para que las instituciones funcionen debe haber voluntad política y la voluntad política, al igual que Michelle, no debe discriminar.
Espero que por el bien del país, y por su propio bien, el gobierno se deje de discriminar arbitrariamente las buenas ideas presentadas por la oposición, sólo por el hecho de haber sido presentadas por ellos. Espero que de una vez el gobierno asuma que la seguridad ciudadana debe ser prioridad ahora y se preocupe, de verdad, que las instituciones funcionen, con mano dura contra la delincuencia, terminando con la puerta giratoria y asumiendo que la tercera, o la primera, es la vencida.

Carol Bown

martes, junio 13, 2006

No siempre Más es Mejor

La tendencia natural es a pensar que mientras más, mejor. Más dinero, mejor. Más bienes, mejor. Más vacaciones, mejor. Hasta tenemos dichos populares como “más vale que so-sobre…” Sin embargo, si en algo deberíamos lograr consenso hoy es en que no siempre más es mejor.
En materia de educación, los recursos se han ido aumentando año a año y no ha sido mejor. Ha habido aumento de cantidad pero no de calidad. Más niños tienen la posibilidad de asistir a un establecimiento educacional, pero no sabemos si son más, menos o igual número de niños los que aprenden.
Peor aún (aunque también esperanzador) resulta darse cuenta que colegios con muy bajos recursos hacen las cosas bien y tienen resultados muy por sobre la media y otros, cuyos ingresos aumentan año a año, no mejoran su rendimiento. No siempre más es mejor.
Por otra parte, cada vez pagamos más impuestos. Impuestos aprobados como transitorios, como el IVA a 19% y el impuesto a la bencina, se transformaron en permanentes hace rato, sin avisar ni preguntar a nadie.
Ni siquiera ha habido un cambio sustancial que nos enorgullezca y haga estemos contentos, o al menos neutros, ante la política tributaria del gobierno.
Peor aún sabiendo que el IVA afecta principalmente a los más pobres, que al fin y al cabo son los menos beneficiados con las políticas actuales. Sólo quienes consumen el 100% de sus ingresos pagan el 19% del total. Mientras más se gasta proporcionalmente más se paga. No siempre más es mejor.
Asimismo, cada vez que hay un problema se propone una ley para darle solución. Soluciones “parche” que parecen ser una especie de “tranquilizador de masas”. Problemas de discriminación, ley de cuotas; problemas de educación, se consagra el derecho a su calidad en la Constitución. Como si una ley o reforma fuera a solucionar el problema. No siempre más leyes significan mejores resultados.
Se modifica la Constitución para autorizar la creación de dos nuevas regiones: en Los Lagos y Tarapacá. Esto es, más sueldos, más oficinas, más trámites, más burocracia y más gasto estatal. Si al menos supiéramos que las cosas se están haciendo bien o dónde están los jarrones que se perdieron, quizás pensaríamos que cobrar más impuestos es mejor. Se dice que las cuentas claras conservan la amistad por lo que a estas alturas no creo que los gobiernos de la concertación tengan muchos amigos entre los que pagamos impuestos concientes de ello.
El gobierno nombró una comisión de alrededor de 70 miembros que deberán actuar en forma eficiente y efectiva, rápido para solucionar un problema que está causando literalmente desmanes. Por muy pluralista, multidisciplinario y participativo que se quiera ser, no siempre más es mejor.
Hoy me atrevo a decir que nos so-sobran integrantes de la comisión de educación, nos so-sobran impuestos, nos so-sobra burocracia y nos so-sobran años de gobiernos de la concertación.
Parece que sacar más votos no es, en ningún caso, garantía de un gobierno mejor.

domingo, mayo 28, 2006

¿Libertad + Dignidad = Eutanasia Activa?

Hoy en día hay dos palabras que son usadas para justificar todo comportamiento humano: libertad y dignidad.
Ambas son parte esencial del ser humano. Un hombre es siempre libre: aún cuándo esté encerrado en una cárcel, obligado a actuar de cierto modo o decir ciertas cosas, es imposible controlar lo que piensa y siente.
Lo mismo sucede con la dignidad. El ser humano no dejará de ser digno por muy menesteroso, pobre, viejo o enfermo que se encuentre. Siempre será hombre y siempre será digno.
Sin embargo, uno de los grandes problemas de la sociedad actual es que se habla muchísimo de libertad y dignidad pero no se ha entendido su real concepción.
Libertad y dignidad se citan como justificación para exigir todo tipo de cosas y así poder llamarlas derecho. Pero, la libertad no es hacer todo lo que quiera. La libertad tiene límites y, filosóficamente hablando, es libertad sólo cuando tiende al bien. La dignidad está dada por el hecho de ser seres humanos, por tener inteligencia, voluntad y libertad (alma para algunos) y no por nuestras características particulares, méritos o circunstancias que nos rodean.
El por esto que quienes usan la libertad y dignidad del ser humano para justificar la eutanasia activa o “práctica del buen morir” incurren en un gravísimo error.
El ser humano es libre, pero no para decidir cuándo comienza o termina la vida. Atribuirse esa decisión es arrogarse facultades divinas. Asimismo, el ser humano es digno siempre y en toda circunstancia, no sólo cuando sus condiciones de vida son las “adecuadas”.
Sin tener claros estos conceptos podemos llegar a aberraciones terribles.
Más allá de otras consideraciones relevantes, para poder aprobar la práctica de la eutanasia activa, la ley deberá determinar los límites. No podría dejarse abierto el concepto de “buen morir”. Esto llevaría a que un resfriado anciano millonario, que confiado la bondad y amor de sus hijos y nietos ha firmado una autorización para que se le de un “buen morir”, pueda verse en riesgo de que alguien decida que su vida ya no es de la calidad que se merece, no es digna y deberá procurársele un buen morir producto de su resfrío.
Evidentemente el legislador deberá poner los límites y definir el concepto de buen morir.
Bajo este análisis me aparecen algunas dudas: ¿Es el buen morir lo contrario al buen vivir? ¿Quién determinará parámetros objetivos a partir de los cuales se convierte en “eutanasia legal” (concepto inexistente por ser intrínsecamente contradictorio) el homicidio o suicidio asistido? ¿Quién tendrá la facultad de “medir” el dolor, sufrimiento, en definitiva el “mal vivir” de otro, que lo haga adjudicarse el “derecho a morir”? O peor aún: ¿tienen los deficientes mentales, niños con síndrome de Dawn y discapacitados, un “mal vivir”?
Aún más, considerando que no existe derecho superior al derecho a la vida, no podemos ni siquiera usar los derechos de libertad y dignidad como argumento. No corresponde a ni ningún individuo de la especie humana (por muy legislador que sea), el decidir cuándo o en qué circunstancias se puede poner fin a ésta. Se podría decir que resulta preocupante la soberbia de quienes se sienten con el derecho y, peor aún, la capacidad, de decidir cuándo la vida de una persona es “digna” o cuándo se acaba el “buen vivir” para dar paso al “derecho al buen morir”.
Carol Bown

domingo, mayo 21, 2006

Hasta un Niño lo sabe y Nosotros No

El otro día me encontré con una amiga que iba con su hija ultra matea interesada en la políticas públicas a sus cortos seis años. Me dejo un segundo sola con la criatura y me di cuenta que muy bien no vamos.
-¿Qué hacen los senadores tía? – Me cargó que me dijera tía y casi no le contesto de puro picada, pero le contesté hasta con sonrisa.
-Hacen leyes.
-¿Qué son las leyes?
-Son como reglas que deben cumplir todos los chilenos. -
-¿Y porqué? -
-Por que así no hace cada uno lo que quiere. -
-¿Y porqué no puedo hacer lo que quiero?-
Ahí como que la encontré mimada pero guardando la compostura me complico. Mimada y todo me hizo parar y pensar cómo contestar. Me daban ganas de decirle que si puede porque tiene libertad, pero que mi libertad termina donde comienzan las del otro. Pero no creí que me entendiera, entonces me fui por el lado fácil.
--Porque a veces la gente hace cosas malas. –
-¿Entonces las leyes son sólo para que la gente no haga cosas malas?-
La inocencia de la niña matea mimada casi me asusta y casi me parece inteligente. Parece que es de lógica infantil que haya leyes sólo para prohibir conductas inapropiadas y no para regular todo lo que se le ocurra al legislador. Podría haberle explicado que a mi me parece que debería haber un par de leyes que establecieran las reglas del juego, unas que establecieran castigos para los que no cumplen las reglas y unas que establecieran cómo se determina si se han cumplido o no las reglas y la aplicación del castigo. Y nada más.
Pero no le expliqué porque después hubiera tenido que explicarle por qué no es así y porque no quería que además de matea y mimada se transformara en latera a los seis.
-¿Y a los senadores les pagan, tía?- Y dale con lo de tía cuando ninguna de mis hermanas tiene hijos.
- Si.-
- ¿Para que?-
- Para que se dediquen todo el tiempo a hacer su trabajo y así tengamos muy buenos legisladores.-
-Aaaah. ¿Y yo puedo ser senadora para que me paguen por ver páginas Web de Disney channel?
-No, eso está mal. Ese senador no debería haber estado viendo páginas Web durante su hora de trabajo. -
-Aaaah. ¿Y porque no hacen una ley para que ese senador no haga cosas malas?-
-Mmmm.
-¿Si mi papá hace lo mismo en la oficina lo van a echar?-
-Si, por supuesto.-
-¿Y porqué al senador no lo echan?-
- Mmmm.
Ahí me dio seudo rabia con la niñita y más conmigo misma. Veo que me resultaría imposible explicarle a un niño que aunque él me puede “explicar” perfectamente cómo debería funcionar la cosa, no es cómo funciona.
Pero me sirve para reflexionar.
Alguien dijo alguna vez que un país tiene las autoridades que se merece. Y yo no se qué me merezco pero al menos no me quiero merecer ese tipo de autoridades.
El hecho de que nuestras autoridades no tengan un empleador concreto, un jefe directo, un gerente general o jefe de personal no significa que no tengan responsabilidad.
El “empleador” de los senadores somos los mismos ciudadanos que, en democracia, les dimos la representación. Es papel fundamental de los ciudadanos exigir a nuestras autoridades respeto, seriedad y trabajo responsable. Que aunque en Chile no existe en forma establecida la revocación de la representatividad otorgada a las autoridades elegidas, se puede hacer.
Efectivamente un país tiene las autoridades que se merece y si nos quedamos cayados o nos reímos, en vez de exigir a nuestras autoridades no vamos a llegar muy lejos.
Parece que hasta un niño “sin responsabilidad” ante la ley sería capaz de dar tres consejos:
1. Hay algo que se llama libertad. No todos los problemas se solucionan con leyes. Hay materias en que la ley no tiene porqué meterse.
2. Hay algo que se llama justicia. No tiene porque haber diferencias entre empleados públicos y del sector privado.
3. Hay algo que se llama responsabilidad. Y en democracia somos los ciudadanos los responsables de exigirle la misma a nuestras autoridades.

jueves, mayo 18, 2006

¿Es la democracia perfecta?

Característica fundamental de un estado de derecho es que gobiernan las mayorías con respeto de las minorías. Esto se llama democracia y parece haber consenso mundial en que es la mejor forma de elegir a quienes ejercerán el poder. Tal consenso existe hoy en día, que Estados Unidos invade y ocupa Irak, por múltiples motivos, pero con intención expresa de darle un gobierno democrático.
Sin embargo, sobre-valorar los méritos de la democracia puede ser peligroso. Sobre todo si nos olvidamos de los riesgos que conlleva.
En primer lugar debemos estar tremendamente consientes de que la mayoría no siempre tiene la razón. No es cómo en las películas de antaño en que siempre ganaban los buenos. Evidentemente no. No siempre ganan los mejores candidatos, ni los más preparados, ni los que filosóficamente tienen la razón.
No basta ser honesto y estar moral, ética y hasta económicamente en lo correcto para ser elegido. Las mayorías no siempre se rigen por los criterios convenientes y ese es un peligro grandísimo de la democracia.
Ejemplos encontramos por montones. Tanto en Chile como en nuestros vecinos latinoamericanos. Señalaremos algunos a continuación.
En primer lugar, los populismos exacerbados que se han desarrollado. Puesto que lo que importa es obtener el voto de la mayoría, candidatos inescrupulosos prometen sin pensar en las consecuencias de sus actos ni en la posibilidad de cumplir lo prometido.
Las elecciones de Hugo Chávez y Evo Morales son evidente muestra de como la mayoría no siempre produce los efectos deseados.
Por otra parte, por la misma razón, aún cuando la mayoría esté convencida de que algo está bien, no lo convierte en bueno. Un hecho es moralmente bueno o malo independiente de lo que piense la mayoría. La moral es objetiva y un acto es bueno si tiende al bien y malo si tiende al mal. Aún cuando 15 millones de chilenos estén de acuerdo en que el aborto es bueno, es un asesinato, es malo.
La pregunta que conlleva este análisis es la siguiente: ¿Cuál es la mejor forma de gobierno, dado los peligros de la democracia?
Aunque polémica la respuesta, la aristocracia, entendida como el gobierno de los mejores, suena como una forma bastante más sensata. Sin embargo, encontramos de inmediato un problema de orden práctico y un riesgo.
El problema de orden práctico es determinar quiénes son los mejores. Y quién lo va a determinar, qué parámetros usar, cuál es concepto de mejores, ¿“mejor” se refiere a conocimientos, a sensatez o criterio?, etc. Es decir, la determinación es algo altamente complejo, por no decir, imposible.
Por otra parte, el riesgo es el mismo que en la democracia. ¿Quién asegura que “los mejores” vayan a actuar y decidir en la forma correcta? Quizás podemos tener alguna certeza de que su decisión será más adecuada que la de mayoría. Tenderíamos a pensar que no se dejarían llevar por populismos, pero ni siquiera podríamos saber cuándo los mejores han dejado de serlo. Por ejemplo, al verse corrompidos por el poder o intereses personales.
Por lo tanto, podemos considerar que la democracia no es la forma de gobierno perfecta, pero si tiene sus virtudes. Si confiamos en racionalidad del hombre medio, les exigimos a nuestras autoridades preparación adecuada, no avalamos populismos y pedimos cuenta de los actos, podemos ejercer un control que evite que un gobierno de mayorías, con respeto de las minorías, se transforme en peligro para la sociedad y el estado de derecho.
Al fin y al cabo, para que la democracia funcione correctamente, debemos tener autoridades responsables y, de acuerdo a lo señalado, ciudadanos responsables que exijan lo mismo a sus gobernantes.

viernes, mayo 12, 2006

NUEVA CAS: ¿GRAN SOLUCION?

El día de ayer la ministra Hardy ha presentado la nueva Ficha de Protección Social. Este instrumento reemplaza la anterior Ficha de Caracterización Socioeconómica, Cas.

Con este cambio se pretende medir la situación de pobreza de las familias chilenas, desde el punto de vista de su vulnerabilidad, más que en consideración exclusiva a los bienes materiales.

La anterior ficha Cas, podía dejar sin beneficios sociales a familias que eran poseedoras de un inmueble, sin consideración a su real estado de necesidad. Esto es que pese a tener casa y refrigerador, la pobreza puede ser igualmente extrema si se considera cantidad de hijos, enfermedades de los miembros de la familia, allegados, hacinamiento, adultos mayores, etc.

La nueva Ficha de Protección Social pretende solucionar estas injusticias, incluyendo factores de vulnerabilidad social.

Sin embargo, para quien realmente conoce la realidad de los municipios chilenos y los programas de superación de la pobreza, hay asuntos no muy claros. Tanto respecto a la aplicación de la ficha misma, como al otorgamiento general de beneficios.

En primer lugar, un tema de orden práctico. ¿Quién financiará a los municipios pequeños para la aplicación de la nueva encuesta a sus familias? No es un asunto menor para los municipios que de verdad necesitan los subsidios del estado. Menos aún para aquellos cuya dispersión o geografía compleja dificultan y encarecen el sondeo.

Existen municipios, en la región metropolitana, que no lograron completar el proceso de la ficha Cas II y ahora deberán aplicar la Ficha de Protección Social. Sin perjuicio de que la información de Cas II no se pierde, esta realidad refleja que no es un sistema expedito ni menos aún inocuo al presupuesto municipal.

Las municipalidades pobres, las que su financiamiento mayoritario proviene de programas sociales, necesitan aplicar la encuesta ya. Pero no siempre tienen los fondos para hacerlo.

Ahora bien, si logran financiarse, se detectará una nueva realidad social. ¿Cuál será el efecto? ¿Habrá más pobres o distintos en sus comunas?

Si se detectan más ¿habrá más recursos para aquellos que hoy clasifican y que antes no lo hacían? Si no hay más recursos ¿qué pasará con aquellos que siguen siendo pobres pero que hoy califican “mejor” en la escala? ¿Se les quitará los beneficios que recibían?

Por otra parte, pese a que este sistema puede considerarse como un avance, aún encontramos muchas falencias en la asignación de beneficios por parte del estado.

Existen múltiples programas de gobierno y de instituciones privadas (Iglesias, fundaciones y corporaciones) que benefician a los más necesitados. Tanto fondos públicos como privados. Son quienes asumen como propia la obligación solidaria o subsidiaria respecto de los más desposeídos.

Con el actual sistema de asignación de los recursos, paradójicamente puede que no convenga pasar del “más indigente” a “un poco mejor”. Dando este paso se podrían dejar de recibir los beneficios, por lo que no se estimula el primer paso para salir de la indigencia.

Aquel que es considerado indigente, cualquiera sea el sistema de medición utilizado, probablemente recibirá beneficios tanto de los municipios, como de los planes sociales del gobierno, así como instituciones privadas como el Hogar de Cristo e incluso de parlamentarios o quienes asignan parte de sus propios fondos para ayudar a los más necesitados.

Un ejemplo extremo se da en estados de Estados Unidos en que resulta más conveniente ser cesante que trabajar. Los beneficios sociales que recibe el cesante o el “homeless” (sin techo) pueden ser más que lo que recibiría trabajando o viviendo de allegado. Estas subvenciones no le significan ningún esfuerzo. Ni siquiera levantarse en la mañana.

Entonces, ya que tanto se discute acerca del destino de la “nueva riqueza” chilena, podríamos sugerir algo al inversionista ministro de Hacienda.

Sería muy positivo el invertir nuestros excedentes creando un sistema informativo on line, constantemente actualizado y completo, que incluya a todos los agentes solidarios que existen en el país.

Esto es, que todos los programas de gobierno, las instituciones privadas, quienes otorgan créditos y becas, se junten en una misma base de datos. Que todo aquel que vaya a otorgar un beneficio pueda saber qué y cuánto ha recibido o recibe actualmente cada persona y su entorno familiar.

De esta forma podríamos tener un panorama más claro de la realidad material y vulnerabilidad de las familias chilenas. Habría más justicia en la redistribución del ingreso. Nadie se aprovecharía de su calidad de indigente y no habría un estímulo perverso de mantener un estándar de indigencia para verse beneficiado por todos y cada uno de los fondos solidarios.

Así podríamos llegar a más personas, evitaríamos aprovechamiento de inescrupulosos integrantes de la sociedad, habría alguna alternativa de “empuje” a la clase media y estaríamos más cerca del concepto real de justicia distributiva.

La Olla a Presión del Descontento de los Jóvenes

No me había pasado nada tan intenso hace mucho tiempo. Iba subiendo por una cinta mecánica cuando de repente siento un grito terrible, que venía desde la cinta que bajaba, a escasos metros de distancia.
Giro y vivo los 5 segundos más intensos de la semana. Veo una silla de ruedas soltada accidentalmente por quien grita con espanto. Una persona arriba de la misma, bajando por la cinta sin control. Personas atónitas que no saben que hacer.
La angustia de esos 5 segundos es la de no saber qué va a pasar al segundo siguiente. Si la silla de ruedas va a chocar a alguien muy fuerte, frenar bruscamente y su ocupante salir desprendido, darse vuelta y pegarse en la cabeza. O nada. Que fue lo que pasó, nada.
Gracias a Dios no pasó nada, pero el sólo hecho de haber visto la escena fue muy fuerte. Además, cuando había pasado mucho rato y seguía temblorosa, sentí que la silla de ruedas cayendo se asimilaba a una realidad nacional. Y me dio susto, pena y angustia.
Mi silla de ruedas cayendo es la realidad nacional de la gente joven. Alguien quiere convencernos de que el país está bien, pero yo me pregunto si puede estar bien cuando la gente joven no lo está.
El gobierno del presidente Lagos se enorgullece de haber terminado con un altísimo grado de adhesión, además de haber hecho tanto por los chilenos. Don Ricardo cultiva su soberbia y yo vivo mis 5 segundos de realismo, más intensos que los vividos la semana pasada.
Una cosa se me viene a la cabeza por segundo. Cinco cosas que juntas se me imaginan en una olla a presión a punto de explotar. Como la silla de ruedas que cae sin saber qué es lo que va a pasar.
Primer segundo, pasa por mi cabeza la cifra de desempleo nacional que baja aún cuando la desocupación juvenil sube. Y me urjo. Y no sé qué pasará el próximo segundo.
Segundo dos, me acuerdo que el TranSantiago promete ser amigable con los estudiantes, pero ellos no están conformes con el cobro por la obtención del beneficio. Y protestan. Y casi los salgo a apoyar. Aunque no comparto sus reclamos. Y no sé qué pasará el próximo segundo.
Tercer segundo, repentinamente recuerdo cuando el ex gobierno proclama con éxito el haber logrado la implementación de la Jornada Escolar completa. Y hoy los escolares protestan en su contra. Y me asusto. Y no sé qué pasará el próximo segundo.
Segundo número cuatro, mis neuronas intentan procesar lo inentendible. Se promete fácil acceso a la educación superior, mediante financiamiento con aval del estado. Primero se otorga el crédito a los más ricos en vez de a los más pobres y después se informa que no alcanza para tantos. Y percibo que los jóvenes deben estar a punto de reaccionar con violencia. Yo lo estaría.
Quinto segundo, me doy cuenta que mientras el país crece y se hace rico y los jóvenes no entienden por qué se les cobra por intentar estudiar (por rendir la PSU) y por estudiar, si las expectativas que tienen de encontrar trabajo cuando terminen, tienden a cero. Y no sé qué pasará el próximo segundo.
Entonces vivo de nuevo la sensación de la silla de ruedas cayendo y no se cómo va a llegar abajo.
El descontento de los jóvenes comienza a hacerse notorio. 622 detenidos en un día de protestas no es una cifra menor. Me da susto que el descontento haga que grupos de jóvenes se organicen, choquen, revienten o pierdan el poco interés que les queda en participar y aportar a nuestra sociedad.
Mientras Michelle y sus ministros inauguran el mes del mar en Isla de Pascua, espero que alguien esté haciendo algo por atajar la silla de ruedas, apagar la olla a presión, de cientos de jóvenes que no quieren, pero están dispuestos a causar un caos social si es necesario, para exigir que se haga algo por ellos

jueves, abril 27, 2006

Feliz día del Trabajo

Con esto del día del trabajo me puse un tanto ocurrente e idealista de más y decidí comenzar una microempresa.
Tengo capital y una buena idea. Además, tal como las invitaciones a cumpleaños de kinder B, “entusiasmo y muchas ganas de pasarlo bien”.
Con ilusión y la ignorancia del emprendedor comencé a indagar.
Un amigo me contó que era de vital importancia que los empleos que creara mi microempresa fueran “decentes”. Yo no pensaba poner una “casa de masajes” ni nada parecido. Me tuvo que aclarar que no era eso a lo que se referían las autoridades, sino a la calidad del empleo.
No supe exactamente a qué se refería.
Sabemos que hay gente con muchas necesidades. Desempleados dispuestos a trabajar por 100, aunque el sueldo mínimo es 120. Incluso hay gente dispuesta a trabajar por menos. Tienen familias que mantener y no les importa mucho si el sueldo es 100 o 120. Necesitan llevar hoy comida a sus casas.
Yo necesitaba a 6 personas y tenía 600 para gastar en mano de obra. Lo malo es que la ley no me deja pagar menos de 120.
Entonces, ocurrente como andaba, decidí que no era tan peor contratar a 5 por 120. Eso sí, iban a tener que hacer el trabajo de 6. Y de repente me sentí no muy decente. Y pensé que la calidad del empleo de los 6 a 100, podría haber sido mejor que los 5 a 120.
Como todavía tenía mucho entusiasmo y dado mi interés social, decidí preocuparme de contratar a las personas que más necesitaran la pega. Para mi sorpresa eran mujeres. Por lo que feliz ayudaría al gremio.
La lata es que justo me encontré con alguien que desechó todas mis buenas intenciones.
Tenía una empleada eficiente y de buen trato. Al cabo de unos pocos días de trabajo se quedó embarazada. Tenía fuero y no la podía despedir. Inmediatamente su eficiencia se redujo a la mitad. A los 4 meses a un cuarto, a los 6 a un décimo. Se fue de pre y post natal. Cuando se acabó el post natal tuvo licencia por depresión post parto. Además, “la niña nació delicada de salud” y más y más licencias reemplazaban el día de trabajo.
Y para nuestras autoridades su empleo es decente y de calidad.
Entonces, como siempre, me di cuenta que los hombres me eran bastantes mas atractivos que las mujeres. En este sentido también.
Una microempresa como la mía no tendría la capacidad de absorber el gasto que significaba su ausencia laboral. Mis 5 potenciales mujeres (protegidas por la ley) muy necesitadas de trabajo se transformaron en 5 potenciales hombres.
Por un momento pensé que una ley que protege a las mujeres, en verdad las discrimina. Las pone en desventaja al momento de optar a un empleo.
Después supe que tenía que tener cuidado con otra cosa. Si a mi microempresa le iba bien, podría contratar más gente. Eso hubiera sido genial para el país. ¡Más puestos de trabajo! Tal como prometían todos los candidatos. Y yo ni pedía que votaran por mí.
En pro de la decencia del empleo tendría que cuidarme de contratar muchas mujeres. Por el riesgo que implican y porque más de cierta cantidad significa tener sala cuna. Y no me sentí muy decente haciendo este cálculo. ¿Cómo podría asumir mi microempresa el costo de mantener una sala cuna? En ese caso, era preferible subirles el sueldo a los hombres empleados que contratar mujeres que necesitan la pega.
Por un tema de decencia y calidad del empleo.
Y en ese momento, igual que la fábula de la lechera, se me quebró el jarrón (distinto al que Lagos nunca encontró) con microempresa y todo.
La ley protege mucho a mis trabajadores. Si se me agrupan en sindicato y se van a huelga “legal”, no los puedo despedir. Si paralizan la empresa y pierdo plata por cada hora que no trabajen, no puedo hacer nada. Podría reemplazarlos, sin dejar de pagarles. Doblaría mi costo en personal. En definitiva, ni reemplazarlos ni echarlos. Quizás la única salida sería ceder a sus requerimientos. Es decir, ya no mando en mi microempresa. Me veo “expropiada” de mi calidad de dueña. Mandan mis trabajadores con empleos decentes y de gran calidad.
Ah! Y peor aún, existe la opción de que se apruebe una ley que señala que si se me ocurre contratar una empresa externa de aseo, que no le paga a sus empleados, ¡ellos me pueden demandar a mí, solidaria, subsidiaria o lo-que-sea-mente!
Se me quebró el jarrón, me dio pena. Me di cuenta que pretendía a generar empleo y mayor riqueza, pero distintas trabas hicieron que esta potencial microempresaria renunciara a su emprendimiento.
La LEY se preocupa de proteger al trabajador y lo protege tanto que se queda sin trabajo. Al menos 5 personas, que al principio eran 6, que pudieron tener un trabajo, hoy no lo tienen. Y si les preguntamos a ellos, creo que estarían de acuerdo que lo que yo les ofrecía era decente y de calidad suficiente como para alimentar a sus hijos.
Pero van a tener que esperar a alguien más valiente que yo. O que al fin el país entienda que mientras mas trabas menos empleo.
Mientras pase eso, yo invertiré mi capital en el extranjero y me guardaré mi entusiasmo y muchas ganas de pasarlo bien, propias de celebraciones de cumpleaños de kinder B.

MENOS MAL NO SOY SOCIALISTA

Menos mal no soy Socialista

Menos mal que no soy socialista porque salí pésima para entenderlos. Y si lo fuera habría tenido que entenderlos para poder votar en sus elecciones.
Trato de saber qué creen, qué guía lo que hacen, porqué lo hacen y no puedo.
Me reconozco limitada al respecto.
Por una parte, el señor Escalona “se reinventa y opta por un perfil moderado”. Y yo no sé lo que es reinventarse. No supe que se haya inventado alguna vez, ni menos entiendo qué es lo que va a moderar.
Entiendo que Escalona representa al sector doctrinario del partido y a la vez se jacta de su sintonía con el ex ministro Eysaguirre. Y ahí me confundo de nuevo porque yo pensaba que el Partido Socialista, como dice su declaración de principios, era partido esencialmente “crítico del capitalismo”. Pero parece que no tanto. O por lo menos no los reinventados y moderados.
Lo bueno es que tiene super claro que para “romper la barrera del 11% es necesaria una evolución personal”. Digamos que tendrá que ser más amable y quitarse la fama de duro. La cosa es que para que el partido tenga más voto tiene que ser más simpático. Y él representa el área doctrinaria.
Entonces vuelvo agradecer no ser socialista porque, lenta como soy, no entiendo si yo no entiendo lo que es doctrina o ellos manejan un concepto reinventado y moderado.
Como me di cuenta que a Escalona me cuesta comprenderlo, no porque me caiga mal o porque no le compre la evolución a la que se someterá, opté por indagar en la otra lista con posibilidades. Dentro de las 5 opciones que se presentan a los socialistas. Por que parece que no se pusieron muy de acuerdo.
Isabel Allende pretende “reformar el partido”. Lo que me parece bueno. Si no entiendo la doctrina de Escalona, agradezco que alguien la quiera reformar.
Lo que me confunde es que dice que lo quiere reformar aunque no considera que haya una crisis. Es decir, piensa que “los militantes se sienten abandonados, hay un exceso de tendencias internas… Quienes no adhieren a una tendencia se sienten excluidos y ven que se trata de repartir cuotas de poder". Pero crisis no hay.
Entonces de nuevo me confundo y enredo en los conceptos y me doy cuenta que soy demasiado básica para un partido tan complejo.
El doctrinario basa su campaña en caer bien y no en principios. La reformista lo es aunque no hay crisis.
Eso si, como mujer apoyo a Isabel Allende cuando se opone a seguir con “el partido de los barones”. Si ya tenemos Presidenta de la República hay que evolucionar (Por cierto, evolución distinta a la de Escalona). Lo que no sabía es que todavía existan barones. Lo más probable es que sea un juego de palabras genial y quiera decir varones.
Ahora bien, cuando una y otra vez cita a su padre, comprendo que Salvador Allende, más que varón es papá. Lo que es distinto. Obvio. Y no es regresión, no es quedarse pegado, es sólo una buena estrategia de campaña.
Igual me confunden estas elecciones y vuelvo agradecer no tener que votar. Porque la reformista pareciera que quiere reformar hacia atrás. Entonces me confundo.
La verdad es que parece que también agradezco no ser socialista. Y no sólo por la difícil decisión que me hubiera visto obligada a tomar. Aunque una opción habría sido encabezar la lista seis.
Eso si, lo que no agradezco es que nuestra Presidenta pertenezca a un partido y profese una ideología que parece que no comparto ni comprendo. Que milite en un partido que no se comprende a si mismo ni sus militantes se comprenden entre ellos.
Sólo espero que toda esta confusión no se extrapole al gobierno.
Espero que no se reinventen impuestos, ni se moderen las exigencias a los profesores no aptos para educar.
Espero que no sea necesaria una evolución personal de nadie antes de aplicar medidas útiles, planificadas y no parches contra la contaminación.
Espero que si un ministerio funciona bien nadie lo quiera reformar.
Y sobre todo, espero que para que no sea un gobierno de barones, no se les ocurra excluir a todos los varones.

Carol Bown

LEY DE CUOTAS PARA TODOS


Ley de Cuotas para Todos


Hace algunos años las mujeres parlamentarias de la Concertación, con el apoyo de algunos diputados, presentaron un Proyecto de Ley[1] que modifica la Ley de Partidos Políticos, la Ley de Votaciones Populares y Escrutinios y la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, pretendiendo establecer un mecanismo de acción positiva para contrarrestar las desigualdades sociales. Esta iniciativa propone que al menos el 40% de quienes postulan a dirigir partidos políticos, el Parlamento y los municipios, sean mujeres. El proyecto es, evidentemente, contrario a nuestra Constitución, discriminatorio e inviable.

Es deber del Estado promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional[2]. Asimismo, la Constitución asegura a todas las personas la igualdad ante la ley, señalando expresamente que “en Chile no hay personas ni grupos privilegiados. Hombres y mujeres son iguales ante la ley”[3]

Las cuotas discriminan a los hombres a favor de las mujeres. El proyecto pretende derechamente otorgar un privilegio a un grupo de la sociedad. Pretende privilegiar a un grupo sobre otro. Es evidentemente atentatorio a la igualdad ante la ley y en ningún caso contribuye a asegurar la igualdad de oportunidades en la participación en la vida nacional. Muy por el contrario, atenta contra la buscada igualdad de las mismas mujeres que apoyan el proyecto.

Las cuotas bajan la calidad del desempeño de políticos y profesionales al favorecer porcentajes en vez de capacidad o talento. Un partido no podría llevar más de 60% de candidatos de un solo sexo a las elecciones municipales y parlamentarias, pues su lista sería rechazada. De esta forma los cupos se llenarían sin considerar capacidad, talento o experiencia, sino sexo.

Son contraproducentes para las mismas mujeres puesto que nadie quiere ser ministra, candidata a alcaldesa o al parlamento por ser mujer. Las mujeres quieren ser reconocidas por sus méritos, capacidad y trabajo, no porque una ley fuerza a ello. Eso no es reconocimiento, es obligación. Y, peor aún, es considerar que las mujeres no pueden ganarse un espacio por ser buenas, mejores que muchos hombres, sino que se les debe proteger.

¿Cómo podemos estar seguros, hoy en día, que las mitad de nuestro actual gabinete está conformado por los mejores en cada área y no sólo las mejores mujeres?¿Son esas mujeres las más preparadas para desempeñar el cargo? La auto-impuesta obligación de nuestra Presidenta de tener un gabinete con igual número de mujeres que de hombres nos lleva a dudar de la real capacidad de ellas. Ojalá hubiera sido algo natural en vez de impuesto. Si así hubiera sido nos podríamos sentir orgullosas de ellas.

Si queremos ser un país desarrollado, moderno y respetuoso de las libertades, tolerante como algunos proclaman, nuestros dirigentes y candidatos deben ser hombres y mujeres, elegidos por sus méritos. No podemos imponer conductas a la sociedad a través de leyes.

Por otra parte, establecer cuotas con el objeto de establecer un mecanismo de acción positiva para contrarrestar las desigualdades sociales resulta altamente peligroso e injusto.

Injusto y peligroso porque bajo ese argumento existe en el Congreso y cargos públicos, discriminación respecto de distintas profesiones. Deberíamos fijar cuotas de profesionales en las listas de la siguiente forma: 10% abogados, 10% arquitectos, 10% economista, 10% doctores, 10% agrónomos…etc. ¿O no? ¿Se deben dejar afuera los técnicos? Si los dejamos afuera los discriminamos, si no los dejamos afuera ¿deberíamos también considerar a los no profesionales?

Otras variables que no se podrían dejar de considerar son el nivel educacional, origen, ingresos, etc. Y, cómo no, no podemos olvidar que hoy en día existen los géneros. ¿Los vamos a discriminar y dejar fuera o les aseguraremos su participación dándoles una cuota?

El pasado lunes 10 de abril, las diputadas PPD Adriana Muñoz y María Antonieta Saa, y las socialistas Clemira Pacheco y Denise Pascal Allende, se reunieron con el Vicepresidente de la República, Andrés Zaldívar, y le pidieron que el gobierno asigne suma urgencia a esta iniciativa legal[4]

Lo que se les olvidó fue avisarle que como la gran mayoría de los Presidentes de la República de Chile han sido abogados como él, no sueñe siquiera con ser candidato porque para no discriminar otras profesiones se estudia presentar un proyecto que prohíba a los abogados ser candidatos presidenciales hasta que se equiparen las condiciones.

El proyecto de Ley de Cuotas es contrario a la igualdad ante la ley, no contribuye a asegurar la participación equitativa en la vida política, impide que las mujeres sean reconocidas por sus méritos y las subestima. Es decir, no cumple los objetivos que busca y es inconstitucional.

Carol Bown

[1] Boletín 3206-18. Modifica diversos cuerpos legales con el objeto de promover el derecho de las mujeres a participar en la vida pública nacional (cuotas).
[2] Constitución Política de la República. Artículo 2.
[3] Constitución Política de la República. Artículo 19 número 2.
[4] LaNacion.cl Lunes 10 de abril.